Sus orígenes se remontan a los antiguos pueblos celtas de Gales, Irlanda, Escocia y la Bretaña francesa y a la celebración del último día de su calendario, la noche de Samhain, que marca la llegada de los oscuros y fríos días del invierno. Es en esta noche cuando los druidas celtas creían que desaparecía el límite que separa el mundo de los vivos y los muertos, de manera que los espíritus del más allá son capaces de regresar a la tierra y vagar libremente por ella. Para pasar desapercibidos entre los muertos, los celtas se ocultaban con pieles de animales, adornaban sus cuerpos y casas con huesos y calaveras y en las puertas se dejaban dulces y frutas como ofrenda a los espíritus para evitar su ira. Pronto estas tradiciones se mezclarían con la celebración romana del fin de las cosechas y la vendimia dedicada a la diosa Pomona, representada con una manzana que se convierte así en uno de los símbolos de la festividad junto a la calabaza.
Con la expansión del cristianismo, la fiesta pagana de culto a los muertos se trasforma en la víspera del Día de Todos los Santos, y de ahí su nombre actual (“all-hallow’s-eve”). La celebración de esta noche mágica se mantiene durante los siglos siguientes especialmente en los países sajones, enriqueciéndose con diferentes ritos y tradiciones que mezclan superstición, paganismo y costumbres populares. Se consolida la tradición del disfraz y de pedir dulces y comida puerta por puerta a cambio de evitar travesuras.Es en el siglo XVIII cuando las oleadas de inmigrantes irlandeses a Norteamérica llevaron la fiesta de Hallow’s eve al nuevo mundo junto con una de sus más conocidas tradiciones: la de poner una vela dentro de una calabaza hueca para iluminar la noche de los muertos. Cuenta la leyenda que un hombre llamado Jack consiguió mediante trucos que el diablo renunciara a su alma, pero al morir tampoco se le permitió la entrada al cielo por su mezquindad, de manera que su alma está condenada a vagar por el mundo sin descanso iluminado por una brasa del infierno metida en el fruto que llevaba en la mano. Los irlandeses utilizaban la calabaza al ser un fruto fácil de ahuecar.
En las últimas décadas del siglo XX la fiesta de Halloween se ha popularizado principalmente en Gran Bretaña, Canadá y Estados Unidos, y de aquí se ha extendido en mayor o menor medida a todo el mundo occidental. Es una noche de fiesta, disfraces y diversión, pero en la que se mantiene el aura de misterio y magia que produce la sensación de proximidad con el más allá y esa ambivalencia que supone el disfrutar de la vida mientras se piensa en la muerte.
FELIZ HALLOWEEN A TODOS!!…
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